Los cuerpos celestes mantienen su órbita gracias a la gravedad que ejercen entre sí, lo que crea relaciones específicas entre planetas, satélites y estrellas.
La mesa Orbit representa ese vínculo impalpable de las materias. En todas las culturas, los minerales se asocian más comúnmente con la idea de permanencia y dureza, como la inmovilidad de la piedra y la resistencia del metal. La existencia de órbitas, que determinan el movimiento, enriquece a los minerales del universo con las inesperadas características de movilidad y ligereza, metáfora de la pesadez de la vida y la ligereza provocada por fenómenos universales mucho más grandes que la vida.