A medida que el eje inclinado de la Tierra produce las diferentes estaciones, en los últimos meses del año el Sol está naturalmente más bajo en el cielo, dando paso a rayos más brillantes y resplandecientes. El cobre, un metal primigenio de color oro rojizo, presenta una amplia gama de tonalidades cálidas que evocan la estación dorada y su luz sesgada, y hace una referencia perfecta a la sensación fugaz que provoca esta época en la que las hojas de los árboles adquieren tonos cálidos.

La obsidiana, la más negra de las piedras, representa bien la creciente oscuridad que distingue esta época del año, pero sus propiedades reflectantes realzan el brillo único y cálido que solo se manifiesta en esta estación.

Al igual que la luz cambiante del otoño, cada pieza de esta colección cambia rápidamente a medida que su entorno se refleja en las losas de obsidiana brillante, reflejando el mundo a su alrededor y brillando con una luz cálida.